lunes, 22 de diciembre de 2008

SEXO

Últimamente me he puesto a pensar y analizar que le pasa a la gente (algunos) con el sexo, es una cosa extraña no se si es idea mía o todos piensan que en el mundo se va a acabar y hay que tirar y tirar. Tirarse al que se encuentre en el camino, tantos hombres y mujeres, y que el sexo hay que tirarlo a la chuña con descaro y sin restricciones.
Soy miembro de una red social (Facebook) donde existen grupos para todo el mundo. Por mera curiosidad y en afán investigativo me hice miembro de grupos donde el eje central es el sexo, con algunos no comparto la ideología pero me interesaba saber que opinaban del tema que los convocaba. Pero para mi sorpresa algunos personajes de esos grupos solo se inscribieron para ver si ligaban con alguien, chacreando el tema del sexo a su versión más primitiva, tirar por tirar.
Desde que soy miembro he recibido mas invitaciones de amistad que nunca, pero como he dicho solo porque piensan encontrar en esos grupos a quien tirarse. Algunos ni siquiera me han escrito hola, y ya me están invitando a follar, otros tienen llenos de fotos desnudos, mostrando su polla y ellas sus pechos y vagina, con tal exhibición que en vez de producir excitación a mi me da risa y vergüenza ajena.
Han existido tipos jóvenes que piensan que yo por tener mas de 30, necesito o ando ansiosa por sexo, se ofrecen sin pudor a darme placer según ellos, diciéndome que nadie me va a follar (o culiar en el algunos casos) como ellos porque yo no he estado con ningún jovencito (cosa que no es verdad), que nunca he visto un pico con el de él. Hombres de todas las edades pidiéndome el MSN solo para mostrarme por camara como se masturban sin previo aviso y sin mi consentimiento, tipos que andan con el sexo en la mente y que no tienen otro tema de conversación que ese.
Esta exhibición de sexo por sexo, donde el respeto por la otra persona se pierde completamente, pues ni siquiera se pregunta que interés tenias en inscribirte en ese grupo, me da lata, definitivamente me agoto.
La seducción quedo relegada a un plano casi inexistente, yo no soy pacata ni moralista, también he tenido amantes ocasionales, pero me gusta seducir y que me seduzcan. No que venga un tipo y antes de decirme hola, ya me haya dicho quieres follar conmigo, que fastidio, todo el placer de la seducción se lo saltan, porque a ellos solo les interesa follar, tirar, culiar, etc. Y entre más rápido y fácil mejor.
¿Será que yo estoy mal? O simplemente la gente, si antes no quería compromisos ahora tampoco quiere hablar ni conocerse y solo quiere tirar. Será que se perdió todo respeto por ese acto que si bien a veces es por solo una noche igual implica complicidad, respeto y valoración.
Por todo lo antes vivido me vi en la obligación de desunirme de alguno de esos grupos, no me interesa conocer gente con la cual el único tema de conversación sea el sexo, chabacano y sin respeto. Prefiero conocer gente con la cual pueda hablar de diferentes temas, también de sexo pero con altura de miras, conocer experiencias no esa ególatra ambición de sentirse que eres el o la mejor amante.

jueves, 11 de diciembre de 2008

SOLEDAD

Soledad, que marga compañía te haz vuelto
tu abrazo frío de cada noche, hiere mi piel,
el beso de la nada cada amanecer, ya duele
mi corazón es una escarcha de hielo y hiel,
que larga estancia haz tenido en mi vida
incluso el placer carnal ya no me hace bien.
Necesito que te vayas a un viaje sin retorno,
te quiero fuera de mi vida amiga cruel,
tu compañía ya no me apetece, ya no mas,
ya no me estas haciendo ningún bien.
Necesito que mi corazón se caliente con amor,
que se deje seducir él, no solo mi piel,
necesito que te vayas ya de mi vida, pronto,
haber si así consigo, volver a amar y creer.

A TI


A ti que fuiste más que mi amor.

Hay personas que te marcan para toda la vida,
delas cuales no te puedes olvidar,
personas que viven en ti
y que jamás las puedes arrancar.
Ángeles de luz y esperanzas
que te enseñan a vivir y amar.
Ángeles de carne y hueso
que el olvido no pude siquiera tocar.
Sus esencias se quedan en tu piel
se hace carne y sangre a la par
ni aun arrancándote la piel
te dejan de quemar y abrazar.
Son parte de tu vida e historia
y jamás las podrás ni querrás negar
son parte de tu existencia
y junto contigo morirán.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

ESPANTAPÁJAROS

"Solo dos hombres se han grabado a fuego y sangre en mi corazón y solo a esos dos recordaré cuando esta espantapájaros deje de existir."
(Para mi Ángel)


Cuando mi memoria y el corazón me traicionan, no me queda más que asumir lo que he hecho de mi vida. Una realidad llena de amantes, donde a veces ni siquiera me acuerdo del nombre porque en su momento no me interesaba o simplemente ya se me ha olvidado. Hombres que fueron tan efímeros como un suspiro, tan irreales como los sueños. Pero también recuerdo a esos hombres que fueron alicientes para vivir, esos que hicieron palpitar mi corazón, que me hicieron sentirme menos espantapájaros y más mujer.
Después de haber perdido al mejor hombre que pensé conocer, y del cual estuve realmente enamorada, me convertí en una mujer fría, racional e inmutable. Ya nunca más me importo amar, lo mío era carnal y sexual. Sin embrago llego alguien que cambio mi historia, no eso a los cuales creí amar, si no a un verdadero amor, ese que te hace olvidar tu temor y entregarte.
Lo conocí hace algunos años, es un hombre maravilloso, con carácter, lleno de virtudes y unos cuantos defectos, como todos.
Nos conocimos por una llamada equivocada a mi teléfono y desde ese día no dejamos de hablar por mucho, mucho tiempo. Entablamos una hermosa amistas, fue como un Ángel de Luz en mi camino, pues yo me había abandonado a la desesperanza. Fue ahí que paso a ser más que hombre, lo convertí en mi Ángel.
Nuestra relación de amistad duro poco mas de tres años sin conocernos en persona, solo los mensajes de texto, las llamadas telefónica y el Messenger era nuestro medio de comunicación, nos alimentábamos con esas cosas, era nuestro medio de estar unidos. Y yo me enamore de ese hombre que nunca había visto a los ojos.
Cuando lo vi por primera vez, no pude evitar el miedo, los nervios y la ansiedad. Me sentía como una niña, torpe e inexperta, charlamos mucho y al despedirme el me dijo: “bueno me lo vas a dar o no”. Fue la primera vez que lo bese, desde ese instante quise amarlo y estar con el toda la vida.
Era la segunda vez que me enamoraba así, a tal nivel de entrega, fiel a los sentimientos dando por entendido que el había llegado a despertar en mi otra vez el amor, que podía llegar a transar cosas de mi vida, que me debía la oportunidad de hacerlo y ser feliz.
Mi ángel era divino, nos llevábamos bien, el ponía la cuota de realidad y yo la imaginación, el era mi clave a tierra
Valorice el amor en pareja antes de la individualidad, la que siempre había mantenido férrea. Le fui fiel en todo, mente, alma y corazón. El era todo lo que yo quería para mí, era lo que había estado esperando para vivir el resto de mi vida.
Cuando me besaba yo sentía abandonar el mundo, sus besos me llevaban al éxtasis, tenia una forma tan especial de hacerlo, que yo cada vez que podía, le robaba o pedía un beso. Cuando me tocaba sentía su candidez, su virilidad, era como un diamante en bruto, todavía no explotaba todo su potencial y yo quería descubrir todo con y de el.
Siempre he dicho que una cosa es hacer el amor y otra tener sexo. Yo con el cada día hice el amor, en mi entrega no solo le di mi cuerpo, lo hice dueño de mi alma y mi corazón. Con el realice fantasías que nunca antes hice con nadie. El fue mi amor, mi cómplice, mi amante y mi amigo.
Por el deje de ser un espantapájaros, pero un día sin entender el porque, el me dejo de amar, termino nuestra relación argumentando cosas, que me canse de explicar no eran así, los fantasmas del pasado vinieron a arruinar mi presente y nada que yo le dijera le iban a hacer entender que el era el amor de mi vida.
Yo lo amaba demasiado y otra vez me tocaba llorar por amor, pero esta vez dolía mas, se me desgarraba el corazón. El seguiría por ahí, vivo y yo no podía soportar la situación de amarlo y no poder ir donde estaba, besarlo y tenerlo a mi lado. Le roge, le llore, me humille, si lo hice y no me arrepiento, pero nada conseguí. Debí recordar en ese momento que cuando el amor se acaba, no hay remedio, pero lo olvide y casi me abandone a la locura.
Cuando lo recuerdo, mas de una lagrima rueda por mi mejilla, aun duele su abandono, es como una cicatriz reciente, esa que al mas mínimo roce lastima, arde y te recuerda porque esta allí. Es una herida que ha tardado tanto, tanto en sanar.
Desde que el me dejo, volví a ser el espantapájaros, muñeca inanimada que pasa por la vida, sin razón, sin sentimientos. Esa que desgarrada por dentro no tiene consuelo a su desamor, a haber perdido a un hombre por la muerte y al otro por los fantasmas del pasado.

martes, 9 de diciembre de 2008

LA ULTIMA VEZ (PARTE III)

Ella se quedó dormida unos instante al lado de él, se sentía tan protegida, tan suya que no le temía a nada, solo rogaba poder termina su vida al lado de ese hombre que tanto amaba.
Mientras ella dormía él la contempló largos minutos, unas lágrimas rodaban por su mejilla. La amaba. Le pertenecía. Era su mujer y él su hombre. Quería amarla y cuidarla siempre, pero no podría, pronto él ya no estaría, el cáncer se lo consumía por dentro, día con día. Se había enterado hacía poco más de seis meses. Ella nada sabía. Quizás le quedaba unos meses o una semana, él no lo sabía.
Cuando ella despertó, lo primero que vio fueron sus ojos mirándola, le sonrió y lo beso tiernamente en los labios.
Se levantó para buscar más vino, él la observó caminar desnuda por la habitación. Parecía un ángel: tan blanca, tan llena de brillo. La deseó más que nunca, como si fuera la última vez que estaría con ella (y quizás lo sería). La llamó, ella se volteó y le regalo una sonrisa y un gesto de “ya voy”. Trajo el vino, le sirvió una copa a él y tomó la de ella. Brindaron por el amor, por estar siempre juntos. Ella le hizo jurar que siempre estarían juntos, que nunca se dejarían. El se lo prometió, con un nudo en la garganta, que casi le impidió hablar.
La empezó a besar apasionadamente, la tocó, la acarició, la excitó como solo el sabía hacerlo. Ella miró sus ojos y vio un dejo de tristeza, pero solo fue un instante. No entendió. Quiso preguntar, él se percató y con un dedo puesto en los labios de ella silenció esa pregunta tan temida, y le dijo que quería hacer el amor, con su mujer, con ella, que era la mujer más amada del mundo.
El estaba recostado, con su miembro rígido, erecto. Ella lo miró y lo deseó. Se montó encima de él. Puso su pene en posición y se lo introdujo poco a poco en su vagina, él la sintió húmeda, ardiente, que le quemaba como el fuego, sentía la presión que ella ejercía en su miembro como lo aprisionaba y lo succionaba. Ella comenzó a moverse acompasadamente, sin prisas, luego más y más rápido. El le empezó a pedir más y más, que se moviera así, furiosa, gatuna, que no parara. Ella, mientras su cadera se movía cadenciosamente sobre el cuerpo de él, lo besaba, le mordía los hombros, le apretaba el pecho, gemía y gritaba expresando así el placer que sentía, el calor que le producía el tenerlo dentro. Le tomó las manos y las aprisionó sobre la cabeza de él, quería ser la dueña de la situación, quería gozarlo. Sus movimientos eran cada vez más candentes, unos errores de sincronía que no importaban, se disfrutaban, se deseaban. El sentía el fuego de ella, ese fuego que abrazaba su miembro y lo hacia desear no parar, sentía la humedad de ese sexo que tanto conocía, sentía el aroma que ella expelía cuando sudaba al hacerle el amor, ese olor a piel que era solo de ella, no entendía como esa niña fuera tan mujer y que con sus movimientos pudiera hacerlo perder incluso la razón. Mientras ella sentía ese miembro rígido palpitante dentro de su ser, el sabor de la piel de él en su boca, hacer el amor con el era como tocar el cielo con las manos, era sentirse un solo cuerpo con el.
Llego el momento esperado, ese momento en donde ellos se harían uno con el universo, ese orgasmo que los unía cada vez más el uno con el otro. Pero esta vez fue extremo, especial. Duro más tiempo, casi una eternidad, sus gemidos y sus gritos, daban a entender que eran uno. Lo estertores de los cuerpos no cesaban, convulsionaban al más pequeño movimiento la pasión se desbordaba por sus poros, el placer era infinito. Nada se comparaba a lo que sentían en ese momento un placer extremo que casi les quitaba la respiración, cruzaron una mirada y fue como si en ella se declararan todo su amor sin decir palabras.
Ella quedó tendida sobre él. El la abrazo, beso su frente y sin que ella se percatara otra lágrima cayo, le había dado sus últimas energías a ella, pero estaba feliz, ella se merecía eso y mucho mas, y se dijo a si mismo: “si he de morir quiero hacerlo siendo feliz”.
Fue la última vez que hicieron el amor. Poco después el empezó una agonía lenta y descarnada. Ella lo veía morir un poco más cada día. Se le desgarraba el corazón ver, como el amor de su vida le era arrebatado, sin remedio. Nunca dejo de tener la esperanza de que el se salvara, que un milagro le permitiera amarlo toda la vida, que le permitiera cuidarlo y serle fiel durante toda la vida.
Lo acompaño en toda su agonía, rememorando los tiempos que pasaron juntos, las locuras que hicieron, lo mucho que se amaban. Lloraba a escondidas, sin que el la viera, temía que si el la veía llorar perdiera el buen animo que tenia.
El la miraba y veía el sufrimiento en sus ojos, y por mas que ella se reía el sabia que su alma se estaba muriendo junto con el, su última noche, poco antes de morir, hablo con ella, le dijo: Amor mío, yo me moriré y tú lo sabes. Quiero ser solo un capitulo en tu vida, debes escribir otras historias, vuelve a enamorarte, no dejes pasar la oportunidad de ser feliz. Yo te cuidare desde el cielo, pero tú debes vivir, ser la mujer preciosa y buena que yo he conocido. Se que llegara alguien que te amara, y yo velare para que eso sea así.
Fue la última vez que hablaron y se besaron.
Ella aún lo llora, de vez en cuando lo siente abrazarla, sabe que quizás es solo su imaginación, pero le gusta sentirlo junto a ella.
Se convirtió en una especie de espantapájaros, alguien sin emociones. Un día recordó las palabras de el, y sin querer abrió su corazón al amor. Lo encontró, pero también lo perdió. Pero esa, esa es otra historia.

Fin.

sábado, 6 de diciembre de 2008

LA ULTIMA VEZ (PARTE II)

Tomo su pene con las manos, acariciándolo en toda su extensión, lo sobaba con una mano mientras que con la otra tocaba su pecho. Lo miraba buscando sus ojos y veía el deseo en el. Saco su legua y la paso por toda la extensión de su pene, jugueteo con la punta de este, luego poco a poco lo fue introduciendo en su boca, sintió un gemido, y el pene que se ponía mas rígido y palpitaba dentro de su boca. Empezó a meterlo y sacarlo rítmicamente, a veces hasta llegar a su garganta. El tomo de su pelo e imprimió otro ritmo el que el quería, ella se dejo, quería que el gozara ese momento.
Lo saco de su boca un instante solo para lamerlo otra vez en toda su extensión, pero algo se le ocurrió, con una mano comenzó a sobarlo y se dedico a chupar y lamer sus testículos una, otra y otra vez. Sintió un grito ahogado de parte de el. Miro sus ojos y vio que ya faltaba poco para lo que ella quería. Volvió a meter el pene en su boca, he imprimió un ritmo constante, rápido, de vez en cuando lo miraba a los ojos, y sabia que ya no faltaba nada. El volvió a tomarla del cabello, para dar el ritmo. No tardo en desbordar un torrente dentro de la boca de ella, acompañado de un grito de placer. Ella saboreo ese néctar hasta la última gota, hasta lo que se le quiso escapar por la comisura de los labios.
El cayo de rodillas, quedando su rostro frente al de ella, la miro con ese brillo en los ojos que solo tienen los enamorados, le sonrío y la beso en la boca, esa boca que le había dado tanto placer.
Se recostaron abrazados, el acariciándola con ternura, ella disfrutando de su calor.
Esa noche solo eran ellos, el fuego y la luna que los iluminaba. Esa noche era para enaltecer el amor que había entre los dos.
Continuara………..

miércoles, 3 de diciembre de 2008

LA ULTIMA VEZ (PARTE I)

La luz de la luna le daba un color especial a sus cuerpos desnudos, un color casi irreal. Habían arrendado esa cabaña en la montaña para tener un poco de paz, reencontrase, vivirse y disfrutarse.
Llegaron a media tarde, no sin antes detenerse a comer algo en el camino, se instalaron entre unos árboles, que estaban ahí antes del tiempo les pareció a ellos. Tiraron una manta en el pasto, se sirvieron un refresco y algo de comer. La naturaleza los acogía sin egoísmos. Decidieron caminar un rato entre los árboles, escondiéndose detrás de ellos de ves en cuando, solo por el afán de jugar. Ella vestía una falda muy larga, una blusa demasiado ancha para ella y sandalias. A el le parecía que ella era una reina aun vestida así, tan sencillamente. El llevaba un pantalón de lino azul, una polera blanca y al igual que ella calzaba sandalias.
La soledad de ese bosque y el juego de las escondidas hicieron que sus cuerpos se anhelaran, como hacia mucho no lo hacían. La encontró detrás de un árbol con la espalda pegada a el. Ella le pidió que se acercara y que la hiciera suya, ahí en medio del bosque, jugaba con su falda, subiéndola hasta los muslos y la dejaba caer. El la miro con deseo, se acerco la aprisiono contra el árbol, la beso en la boca, el cuello, el lóbulo de sus orejas, mientras sus manos tocaban sus pechos con ansiedad. La beso incansablemente mientras se desabotonaba el pantalón, saco su pene y puso una mano de ella en el, quería que lo tocara como tantas veces, como solo ella lo sabia hacer. El comenzó a levantar su falda a escudriñar dentro de su calzón, a tocar la humedad de su vagina, esa que tanto conocía. Coloco su pene en posición y así la penetro, de pie apoyada en el árbol. La tomo por la cintura para que ella cruzara sus piernas es su espalda, sus movimientos eran rítmicos, se conocían tanto que sin necesidad de nada sabían como moverse. La posición, el lugar y su ansiedad confabularon para que pronto los dos llegaran al clímax de su pasión.
Ella lo miro, se arreglo la ropa y camino, sin decir palabras, solo llevaba una sonrisa en el rostro. El la miro alejarse son ese ritmo que lo enloquecía, quiso correr detrás de ella, pero prefirió seguir deleitándose con la figura de su mujer, su amada, su razón de vida.
Llegaron a la cabaña poco después de ese encuentro, el sol ya estaba sobre las montañas, arreglaron todo para después no hacer nada mas que disfrutar el tiempo juntos. Fueron por leña, buscaron copas para el vino, prepararon algo para cenar.
Cenaron casi al empezar la noche, luego se sentaron delante de la chimenea. Brindaron por su amor, por estar ahí, por tenerse el uno al otro.
El la desnudo a ella, poco apoco, dejando al descubierto su piel blanca y tersa. Le recorrió el cuerpo con sus manos, la beso en la boca, pero hoy era ella quien deseaba jugar, así se lo había pedido.
Ella comenzó a desnudarlo poco apoco, primero su polera, toco con sus manos cada centímetro de su pecho y espalda, lo beso en la boca, en el cuello y le dijo al oído, que hoy sabría lo que era una verdadera mujer. Se puso a sus espaldas, le beso la nuca, los hombros, araño su espalda, se la beso, paso su lengua por toda la extensión de su columna, de arriba abajo.
Le comienzo a besar la oreja, a decirle lo que nunca a nadie había dicho. Que quería ser su puta, que se la iba a comer hasta que le pidiera que parara. Eso tuvo un efecto inmediato en el, su respiración se acelero mas y los latidos de su corazón se podía oír. Mientras todo esto sucedía, desabrocho su pantalón y poco a poco se puso frente a el.
Soltó el pantalón y este fue a caer a los pies de el, se arrodillo para poder sacárselo. En esa posición con su cara frente a su pene, comenzó a tocarlo por sobre el boxer, ya sabia que estaba duro y que el deseaba que se lo tocara. Lo miro hacia arriba buscando sus ojos, y con un solo movimiento casi sin que el se diera cuenta su boxer ya estaba en sus pies. Lo despojo de el y así desnudo, ella comenzó realmente a jugar.
Continuara……..