jueves, 30 de octubre de 2008

DICEN DE MI


Dicen que soy una loca deschavetada, quizás lo soy, pero soy feliz. Dicen que me como a cuanto pastel se me pone por delante, NO ¿o si?, no en realidad no, yo selecciono porque hay pasteles y pastelazos, pero eso se los diré en otra oportunidad.

Dicen que yo no se amar, que soy una yegua desgraciada, pero les digo a todos ellos que yo si se amar, o sabia, pero el príncipe azul de mi vida murió y ya no he querido volver a amar, no me interesa.

Dicen que soy demasiado franca, que no tengo filtro, que si tengo que decirle a un mono, que no lo quiero, que no me calienta, que es un idiota, incluso que es un mal amante, lo hago. Si eso lo reconozco lo he hecho, lo hago y lo haré, no tengo porque usar las típicas mentiras (clásicas) que muchas minas usan, como las siguientes: No eres tu soy yo, Necesito un tiempo. O hacer lo que ellas hacen: fingir un orgasmo, hacerme también la idiota, o empezar a usar la típica, “La mala mujer” ustedes saben a que me refiero, esas que ya no le hablan al mono mas bien le ladran y todo lo convierten en discusión. No, yo prefiero ser franca aunque duela, una se ahorra tiempo y energía.

Dicen que soy la Reina del hielo, que tengo cero sentimientos, que no lloro, no amo, que yo uso a los hombres. Y me pregunto ¿Qué tiene? Si ellos también lo hacen con nosotras.

Dicen muchas cosas de mí, algunas mito, otras realidad. Pero la verdad que la única que sabe realmente como soy, soy yo misma. Y no pienso aseverar ni desmentir nada.

Que digan lo que quieran, me da igual.

martes, 21 de octubre de 2008

LAS MINAS

Si una vez escribí que no entiendo a los hombres, también puedo decir que no entiendo a mis congéneres. Ahora voy a ser un poco abogada del diablo y voy a pelar un ratito a mis amigas Brujas.
Aparte de perder la identidad por mantener un mono al lado, sabiendo que la esencia no se cambia y que siempre después de la dulce niña o mujer que conocen nos transformamos querámoslo o no en brujas, le vendemos una mercadería que al fin y al cabo no es lo que dice. Aparte de eso nos enamoramos hasta la medula y ahí vienen los problemas.
Tengo amigas que han andado años inmemoriales con un mono, el hombre de su vida, supuestamente, pero que en algún momento se dan cuenta que ya no es lo que quieren o necesitan y lo dejan, eso no es malo, ya el tipo no les acomodaba. Lo malo es que aparece otro fulano, a endulzarle el oído, a contarles el cuento del príncipe azul y las muy pasteles se lo creen. Con el otro nunca pensaron en casarse y este que viene apareciendo es el hombre de su vida y piensan en casarse (un martirimonio, ¡que horror!).
Como tan idiotas, acaso no se dan cuenta que es el estado de enamoramiento, o como lo llamo yo embobamiento, del primer periodo del amor es enceguecedor y te estupideces. Oye si hasta las he escuchado proyectarse con el mono, “el es el hombre de mi vida”, “es lo que yo necesitaba para mi”, ciegas totalmente ciegas. Porque los que estamos afuera de esa relación más que príncipe azul vemos un sapo verde tirado a Trolls, y más encima si uno les dice se enojan, ja, se enojan hueon, ósea le quieres salvar el pellejo y ellas las lindas se enojan.
Se, por conocimiento de causa, que en relaciones de pareja no hay que meterse, pero yo no puedo ver a una amiga o amigo, cometiendo el error de su vida al enamorarse perdidamente de un/a mono/a, sin mirar las consecuencias y les hago entender lo siguiente:
Yo no he estado libre de ese estado de estupidez, también me he enamorado así perdidamente, pero tengo conciencia que debo dejar pasar un rato, porque ese, que pienso es mi príncipe azul, con cueva después que se me pase el enamoramiento será algo mas parecido a un sapo verde, que con suerte puedes trasformar en un príncipe morado o algo. Cuando estas enamorada así de loca, ves solo las virtudes, los defectos te los pasas por donde ya saben. Pero cuando ya tienes una lucidez, cosas que antes no te molestaban ahora si, que el nunca tenga dinero y tengas que auspiciar cada salida no es agradable. Que el te cele por todo ya no es tan entretenido. Que deje todo tirado por doquier y que tengas que ordenar ya no es un panorama. Lavarle su ropa ya no es un placer es una obligación. Que salga de parranda con los amigos ya te molesta.
Yo siempre he recomendado dejar pasar ese estado de estupidez emocional y esperar a ver al mono tal cual es, virtudes y defectos, y recién ahí tomar la decisión de proyectarse con el pastel. Antes de eso ni cag…
La contraparte de eso es que también ellas muestran una mujer que no son en esencia, no muestran su real personalidad, todas son amorosas, relajadas, atentas, señoritas, dueñas de casa, buenas amigas, comprensivas, etc., etc., etc. Naaaaa… cuando se les pasa este estado, se convierten en que, la bruja que ha sido siempre, la carretera, la manipuladora, la odiosa, la cuática, la cínica, la peleadora, etc. Vuelve a ser ella sin caretas sin marketing.
Así que digo. Mejor déjense de webas y esperen que se les pase el encandilamiento, y ven, si la mona o el pastel son realmente el amor de su vida.
Si no lo hacen Cargaron.

viernes, 17 de octubre de 2008

Memorias

Cada noche te espero en mi cama,
vigilante por si apareces otra vez,
pero solo el frío me visita
y se me congela el corazón y la piel.
Que maldita celosa es la muerte
que te arrebato de mi lado un día.
solo pude renegar contra ella
y maldecirla hasta el fin de mi vida.
Me dejo sin tu amor y tu presencia,
me arrebato la felicidad de un zarpazo,
me dejo abandonada por ti en el mundo,
dejo un cuerpo, un espantapájaros.
Mi cuerpo reclama el tuyo cada noche
el corazón cada minuto tu amor
el silencio anhela tus palabras
y yo abrazarte otra vez mi amor.

jueves, 16 de octubre de 2008

JUEGOS


Las caricias y los besos eran una pasión para ellos, disfrutaban de cada uno de esos instantes de ternura, eran una delicia para los dos.
Ella lo esperaba cada noche, en una vigilia casi interminable, acostada en su cama, desnuda como a el le gustaba. Lo sentía llegar y entrar sigilosamente en la habitación, mientras ella fingía dormir. Le encantaba cerrar los ojos y ver, sin mirar, como el se iba desnudando. Mientras el lo hacia la miraba acostada ahí, tierna delicada, indefensa, tenia ganas de tocarla, sentir su calor, besar sus labios, sentir su aroma. Sabia que encontraría su cuerpo desnudo y tibio, debajo de esa sabana que la cubría, y si bien dibujaba sus formas no dejaba ver en plenitud la belleza de su mujer.
Se recostaba a su lado, casi sin tocarla, pero podía sentir la tibieza de su piel, su aroma, mientras a ella se le erizaba la piel al sentir el contacto de sus manos en su cuerpo. El sabia que ella no dormía, que lo esperaba, pero aun así la besaba suavemente para despertarla, ella abría sus ojos con mirada somnolienta para devolver ese beso, empezando así el juego de las caricias.
El la aprisionaba entre sus brazos, como queriendo quitársela incluso al aire, el sentir sus cuerpos casi fundidos el uno con el otro era lo mejor que les podía suceder al terminar el día, así aprisionada ella le tocaba el rostro, su cabello, con un dedo recorría todo el contorno de sus labios, el calor de ellos la impulsaba a besarlo una y otra vez, luego con la yema de los dedos repasaba todo su rostro, como queriendo imprimir en ellos el rostro de el.
Con la respiración entrecortada por la pasión y gemidos apagados, se acariciaban, el aprovechando ese abrazo que a ella casi la inmovilizaba se dedicaba a tocar su espalda, con roces casi imperceptibles, con caricias que apenas rozan, luego con un dedo recorría toda la extensión de su columna, desde la nuca hasta sus glúteos, suavemente, sin prisa. Sabia que esto provocaba mas de un estertor en el cuerpo de ella y cuando llegaba el primero, no podía evitar esbozar una sonrisa, ella lo miraba y sonreía también, pues sabia que el lo hacia con la intención de apasionarla mas, lo tenia demasiado claro.
En esa posición el controlaba todo, pues podía tocar, rozar y explorar toda su espalda y mas allá, sus glúteos y parte de sus piernas, también podía tocar su cabeza, su cuello, pero lo que mas gozaba era besar y lamer el lóbulo de su oreja, suavemente, respirar en su oído y decirle lo mucho que la deseaba.
Ella mientras tanto trataba de liberarse de ese abrazo, de apartarse un poco, luchaba sin luchar, un juego. El la iba soltando poco a poco para que fuera ella quien lo acariciara ahora, quedaba recostado, ella con su cabeza sobre el hombro de el. Ahí comenzaba a tocar su pecho, dibujar círculos alrededor de sus tetillas, jugar con el pelo en pecho que el tenia, con un dedo recorría casi sin tocarlo su frente, la nariz, la boca, su cuello, su pecho hasta llegar a su ombligo donde dibujaba círculos, con la yemas de sus dedos. Continuaba hacia abajo y se detenía a milímetros de su pene, con los nudillos lo acariciaba en toda su extensión una y otra vez, dibujaba otro circulo alrededor y volvía a subir, mientras el gemía y se contorsionaba casi sin quererlo, ella ahogaba una risilla nerviosa, pues mientras hacia todo esto no dejaba de mirarlo, disfrutaba de los gestos y su respiración entrecortada.
Les gustaba jugar así, para ellos la penetración era un complemento, lo importante eran esos juegos, eso era en verdad, lo que los llenaba mas de amor.
Hoy ella también espera en vigilia, pero ya no duerme desnuda, pues nadie llegara sigilosamente a recostarse a su lado ni a acariciarla. Hoy solo tiene los recuerdos. Porque a los Ángeles no se les permite jugar.

martes, 14 de octubre de 2008

ANIVERSARIO


Era nuestro aniversario, una noche súper especial. Me puse mi mejor vestido, me arregle como nunca, cuando el me vio me dijo: te ves hermosa, me sonroje un poco, porque vi en sus ojos ese brillo que ya conocía de antes.
Fuimos a cenar a un restaurante muy bonito, durante la cena charlamos, nos reímos, coqueteamos, brindamos por nuestro año de relación, un año maravilloso para ambos, pasamos una velada agradable ahí. Luego caminamos por la ciudad un rato, era una noche de primavera y el clima muy agradable, la luna llena también alumbraba nuestra noche, íbamos abrazados, en silencio, disfrutando del calor de nuestros cuerpos, de tanto en tanto en una esquina u otra nos besamos.
Tomamos el auto y nos dirigimos a mi departamento, para conversar más tranquilos y compartir una botella de vino.
Ya en el departamento, era todo el tiempo para nosotros, deje la estancia a media luz, saque dos copas del estante y la botella del Frigo bar, serví las copas, le entregue una a el y me coloque frente al ventanal para contemplar la vista nocturna de la ciudad, llena de luces por doquier, mientras la luz de la luna alumbraba un poco mas la estancia y me daba una sensación de plenitud. Él mientras tanto sintonizaba la radio colocando una música suave, no era que no tuviéramos de que hablar, solo que disfrutábamos sintiendo al otro sin decir palabras.
Mientras yo bebía de mi copa, mirando la ciudad, el se acerco, se puso a mis espaldas, me tomo por la cintura y en un susurro casi imperceptible me dijo Te Amo, beso mi cuello suavemente, tomo mi copa y la dejo en algún lugar, no se, beso mi cuello otra vez, y me dijo Te deseo, mi cuerpo empezó a temblar, sentí como sus manos empezaban a recorrer mi cuerpo, por sobre la ropa, sus manos llegaron a mis piernas y ágilmente empezó a levantar mi vestido tocando el contorno de ellas, hasta llegar muy cerca de lo que andaba buscando. Sin siquiera darme cuenta mi vestido cayo al suelo. Me tomo por la cintura otra vez y despacio sin prisas me dio la vuelta, me encontré frente a frente con su rostro, sus ojos llenos de pasión y su boca ansiosa de besarme.
Me beso con pasión, con esos besos que te dejan sin aliento, pero solo quieres que te sigan besando. Sin quererlo o mejor dicho sin pensarlo empecé a sacarle su ropa, desabotonando su camisa, sin prisa, mirándolo a veces, besándolo otras. Logrado el objetivo mire su torso desnudo y me pareció mas excitante que nunca, sus formas marcadas, su pelo en pecho, todo para mi. El me saco con habilidad el sostén quedando mis pechos al descubierto, los toco con suavidad, sin ansiedad, recorrió mi torso así, desnudo, como yo recorrí el suyo.
Tomo la cinta de mi vestido y me la puso como venda en los ojos, yo ya tenia la respiración agitada y eso me éxito mas. Me tomo en sus brazos con fuerza y decisión, me levanto, camino unos pasos y me coloco sobre la alfombra, sentía su respiración, su aroma y sus manos recorrer todo mi cuerpo, con esas caricias que rozan pero que casi no tocan, mi agitación empezaba a acrecentarse y mi cuerpo se contorsionaba, con el solo roce de sus manos. Hubo un instante en que no solo hubo silencio, nada se sentía, no sentía su respiración, ni su olor, pero sabia que estaba ahí en algún lugar, no se cuanto tiempo paso, unos segundos o toda una eternidad.
Cuando ya me había desesperado su ausencia lleve mis manos a mi rostro para quitarme la venda, ahí sentí su voz en mi oído diciendo: “No. No se retire antes de jugar”. Estaba ahí mirándome contemplando mi ansiedad mi desesperación. Me beso en la boca, me beso sin ganas de detenerse, luego sentí como se posaba sobre mi, casi sin tocarme, con su boca empezó a recorrer mi cuerpo, su lengua y sus labios recorrieron cada espacio de mi torso desnudo, mis pezones se erectaron al sentir el calor de sus labios y su legua, me chupo los pechos cual bebe, pero esta vez ávido de lujuria.
Sentí como su lengua recorría mi estomago hasta el ombligo, pero había algo, mis pantaletas aun estaban ahí, con sus manos las fue sacando poco a poco sin ninguna resistencia de mi parte y sin ningún apuro de la suya, como si el irme desnudando así, fuera un arte para el.
Liberada de todo, completamente desnuda a sus ojos, menos la venda que tenia en los míos, sentí como su respiración ahora era más agitada, hubo un escalofrío en mi cuerpo mezcla de excitación y miedo, y solo me deje llevar.
Empezó a tocar mis piernas y se gozaba con cada gemido mío, con cada contorsión de mi cuerpo con cada roce de sus manos, comenzó a besarlas desde la punta de los pies subiendo poco a poco, haciendo que mi excitación fuera cada vez mas grande, cuando sus besos y caricias llegaron a mis muslos, no pude evitar un ahogado grito de placer. Oí una risilla de su parte y enseguida el calor de su lengua en mi sexo, empezó a lamer suavemente, gozándose cada vez mas y lo que antes fue un grito ahogado, ahora eran contorsiones y gemidos sonoros de placer, sentí como mi cuerpo soltaba un río de placer que el saboreaba ávido, sin tener ganas de detenerse, mientra yo desesperada por la pasión y el deseo me abandonaba a la locura del placer.
Termino con su labor cuando ya no le quedo líquido que lamer y fue ahí que empezó a subir otra vez, sentí su respiración agitada en mi cuerpo, subiendo poco a poco, mi agitación a esas alturas era extrema. Me dio un caluroso beso en la boca mientras sus manos me liberaban de la venda, que me tenía sumida en esa ceguera apasionada. Vi su rostro frente a mi, un rostro que solo reflejaba lujuria, me beso nuevamente, con besos llenos de pasión, esos besos que te llevan al éxtasis, sentí otra vez mi entrepierna húmeda, y el con un movimiento de las suyas separo las mías, coloco su miembro a la entrada de mi sexo y lo introdujo sin piedad, de un golpe, ahogue un grito en su cuello, mezcla de dolor y placer, y mis dedos se hundieron en su espalda. Comenzó a moverse pausadamente, haciendo que el dolor fuera cediendo el paso al placer, fijo su mirada en la mía, sentí su cuerpo ardiente, su aroma, veía el placer en sus ojos, me repitió una y otra vez que me amaba. Me penetraba más y más, sentí que me deseaba más que nunca, que me amaba. Mientras poco a poco sus movimientos eran mas rápidos le bese el cuello y sentí ese sabor de sudor mezclado de pasión que hacia mas excitante todos sus movimientos, yo ya había cruzado mis piernas en su espalda, para sentirlo cada vez mas dentro de mi, tenia la certeza de que tocaba el cielo, de que no había nada mejor, nuestros besos complementaban los sentimientos que teníamos, la lujuria que nos embargaba.
Perdí la cuenta de cuantos orgasmos logre, pero fue el último, ese que te hace cómplices, el que aun me eriza la piel. Nuestros gemidos se hicieron cada vez mas sonoros, sus embistes y los míos mas furiosos y sentimos juntos esa inconciencia de segundos, donde te fundes con el universo, cuando se deja de ser dos cuerpos para ser uno y el placer te embarga, te abandonas y solo quieres ser uno solo con el otro, y que en ese momento no acabe jamás.
Que de tendida con su cuerpo sobre el mío, aun con los estertores de ese placer, abrazados, tratando de apaciguar un poco el placer que aun nos embargaba. Se tendió a mi lado paso su brazo por debajo de mi cuerpo, me cerco hacia el, me beso la frente, los ojos y la boca, con besos llenos de ternura, nos miramos a los ojos y nos reímos, aun sin poder hablar. Luego sin dejar de acariciarnos, nos declaramos nuestro amor, nuestro compromiso de estar juntos. Y así abrazados yo con mi cabeza en su pecho y el con sus brazos alrededor de mi cuerpo nos quedamos dormidos, haciendo de esas noche, la primera de muchas noches de pasión y amor.