jueves, 30 de julio de 2009


Hace meses, ya no recuerdo cuando, conociste mi cuerpo, dulce pecado decías, sabrosa maldad. Que irónicas suenan esas palabras hoy, que ya no estás.

Conociste la suavidad de mi piel y mi frialdad se desmoronaba entre tus brazos, ante tus húmedos besos y tus suaves caricias.

Conociste las sinuosidades de mi cuerpo, te perdiste en los recovecos de él, hurgaste en los lugares mas profundos, pero solo era piel.

Perdí la conciencia por segundos cada vez que el placer me embargaba, transformando mi rostro, mis ojos y mi voz, con cada beso que en mi entrepierna dabas.

Dijiste conocerme enteramente, pero solo conociste la piel. Esa piel de la cual extrajiste el sabor dulce y sal, te saciaste de su aroma libidinoso, sus cambios de calor y la inconciencia del placer. Dijiste conocerme, pero solo conociste piel.

Nunca me miraste a los ojos, esos que el alma reflejaban, solo te gozaste en el cuerpo, pues quizás nada mas te importaba.

Si hubieras mirado en ellos, y hubieras visto lo que te mostraban. Quizás si tan solo hubieras mirado bien, nuevamente habríamos compartido una cama.

Conociste mi cuerpo, mientras yo el alma te mostraba, alma que no oculta cosas, alma que no tiene odios ni maldad, alma que solo ama.

Hoy sé te pierdes en otro cuerpo, en sus aromas y sabores, en sus caricias, en su piel. Lo recorres como al mío, buscando que ella explote de placer.

Solo me pregunto ¿La haz mirado a los ojos? ¿qué te refleja su alma? ¿Qué te dice su mirada? U otra vez solo el cuerpo importaba.

¿Porqué escribo?


¿Porqué escribo? Para quizás espantar la soledad, para evitar que los fantasmas del pasado me ahoguen o quizás tan solo para no gritar.
Escribo para no matar o quizás para no morir, quizás para vivir en la memoria de otros, en sus recuerdos en sus momentos.
Escribo para exorcizar mi pasado, para recordar amores ya olvidados, para rememorar penas, angustias y alegrías.
Escribo, para dejar legado, para sacarte un suspiro, una lagrima o un fluido, para dejar huella de mi en ti, aunque no te conozca.
Escribo para saber que he vivido, para dejar registro de los que dejaron marca en mi vida. Plasmar pensamientos y dudas, para ver si el papel y la pluma me traen las respuestas.
¿Porqué escribo? Para desangrar en un blanco papel con mi pluma mi alma, desprenderme de las pasiones y regalársela a otros.
Escribo porque lo deseo, lo necesito.
Escribo para hacer realidad la fantasía y fantasear con la realidad, crearte amores y decepciones hacerte por unos minutos cómplice de mi libertad.
¿Porqué escribo? Porque estoy viva, porque mi vida ha sido completa, he hecho lo que he querido, me he reído de las normas, me he reído del mundo, incluso me he reído de mi misma.
Escribo como una terapia. Escribo para aprender del pasado y proyectar el futuro pues el presente mientras escribo ya se fue.
Escribo solo por escribir, para Ser y no solo Estar.

EL PERDON

Cuando crezcas, descubrirás que ya defendiste mentiras,
te engañaste a ti mismo o sufriste por tonterías.
Si eres un buen guerrero, no te culparás por ello,
pero tampoco dejarás que tus errores se repitan.
Paulo Coelho .


El perdón es una expresión de amor

El perdón libera de ataduras que amargan el alma y enferman el cuerpo.

Muchos de nuestros intentos de perdón fracasan pues confundimos esencialmente lo que es perdonar y nos resistimos ante la posibilidad de empequeñecer los eventos ocurridos u olvidarlos.

El perdón no es olvido, no es olvidar lo que nos ocurrió.
No significa excusar o justificar un determinado evento o mal comportamiento. No es aceptar lo ocurrido con resignación.
No es negar el dolor.
No es minimizar los eventos ocurridos.

No significa que estés de acuerdo con lo que pasó, ni que lo apruebes.

Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó.

Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo.

Creemos erradamente que el perdón debe de conducirnos inexorablemente
a la reconciliación con el agresor.

Pensamos que perdonar es hacernos íntimos amigos de nuestro agresor
y por tal motivo lo rechazamos.

No implica eso para nada, el perdón es UNICAMENTE PARA TI y para nadie más.

No hay que esperar que la persona que nos agredió cambie o modifique su conducta pues lo más probables es que ésta persona no cambie y es más, a veces se ponen hasta peor.

El perdón se basa en la aceptación de lo que pasó.

La falta de perdón te ata a las personas desde el resentimiento.
Te tiene encadenado.
El perdón se debe de realizar "sin expectativas" sin esperar que nada suceda.Si esperamos que el agresor acepte su error, estaremos esperando en vano y gastando nuestro tiempo y nuestras energías en una disculpa que jamás llegará.

Si estamos esperando esta reacción, luego de haber perdonado, pues realmente no perdonamos de corazón pues seguimos esperando una retribución, un resarcimiento.Seguimos anclados en el problema, en el ayer, queriendo que nos paguen por nuestro dolor.

Entonces no hemos perdonado, y quien tiene el control de nuestra vida es el EGO.
EGO que quiere a toda costa castigar o cobrar al agresor.

No existe nada ni nadie que pueda resarcir el dolor ocasionado en el pasado, el pasado no tiene cómo ser cambiado.Ningún tipo de venganza o retribución podrá subsanar los momentos de tristeza y desolación que vivimos, lo mal que nos sentimos. Al esperar una disculpa, que se acepte el error; nada de eso cambiarán los hechos, lo ocurrido en el pasado, sólo estaremos queriendo alimentar nuestro ego, nuestra sed de justicia mal enfocada.

La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales que tienes.

El perdón es una declaración que podemos y debemos renovar a diario.

Muchas veces la persona más importante a la que tienes que perdonar es a ti mismo por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas.

Perdonando desde nuestro corazón, logramos mirar los hechos tal y como sucedieron
y luego decidimos dejarlos ir, dejarlos en el ayer.

Aceptamos que somos APRENDICES!

Que la lección ya se encuentra aprendida y que hemos logrado vencer las circunstancias negativas que nos tocaron vivir.


Perdona para que puedas ser perdonado.
Recuerda que con la vara que mides, serás medido...



Alli donde radican nuestras debilidades
van a extraviarse nuestras exaltaciones.

Nietzsche