lunes, 9 de enero de 2017

Le robamos minutos al tiempo, para desfrutar de nuestra compañía, mirarnos a los ojos y sin palabras decirnos “te amo”, porque en nuestras bocas eso está prohibido. Robamos minutos al tiempo, para que nuestros cuerpos se mezclen, encajen y con caricias decirnos lo que las palabras no pueden decir. Somos uno en dos, nos hallamos tarde y ese es nuestro pecado.

Le hemos robado demasiados minutos el tiempo, y el que es inexorable, nos ha pasado la cuenta, hoy llega a su fin lo que tuvimos, hoy solo queda decir Adiós.
Sé que él...

Sé que él no me quiere
que soy la amante furtiva,
soy la que lo contiene en sus penas
pero no disfruta de sus alegrías.
Soy esa que no existe,
que está siempre en las sombras,
la que oculta hasta su nombre,
la que es como muchas otras.
Sé que él no me quiere
porque su mirada no se posa en mis ojos,
solo siento su piel
cuando sacio sus antojos.
Sé que él no me quiere
y que nunca lo hará,
soy la que hace la vida fácil

pero que no está para amar.