martes, 14 de octubre de 2008

ANIVERSARIO


Era nuestro aniversario, una noche súper especial. Me puse mi mejor vestido, me arregle como nunca, cuando el me vio me dijo: te ves hermosa, me sonroje un poco, porque vi en sus ojos ese brillo que ya conocía de antes.
Fuimos a cenar a un restaurante muy bonito, durante la cena charlamos, nos reímos, coqueteamos, brindamos por nuestro año de relación, un año maravilloso para ambos, pasamos una velada agradable ahí. Luego caminamos por la ciudad un rato, era una noche de primavera y el clima muy agradable, la luna llena también alumbraba nuestra noche, íbamos abrazados, en silencio, disfrutando del calor de nuestros cuerpos, de tanto en tanto en una esquina u otra nos besamos.
Tomamos el auto y nos dirigimos a mi departamento, para conversar más tranquilos y compartir una botella de vino.
Ya en el departamento, era todo el tiempo para nosotros, deje la estancia a media luz, saque dos copas del estante y la botella del Frigo bar, serví las copas, le entregue una a el y me coloque frente al ventanal para contemplar la vista nocturna de la ciudad, llena de luces por doquier, mientras la luz de la luna alumbraba un poco mas la estancia y me daba una sensación de plenitud. Él mientras tanto sintonizaba la radio colocando una música suave, no era que no tuviéramos de que hablar, solo que disfrutábamos sintiendo al otro sin decir palabras.
Mientras yo bebía de mi copa, mirando la ciudad, el se acerco, se puso a mis espaldas, me tomo por la cintura y en un susurro casi imperceptible me dijo Te Amo, beso mi cuello suavemente, tomo mi copa y la dejo en algún lugar, no se, beso mi cuello otra vez, y me dijo Te deseo, mi cuerpo empezó a temblar, sentí como sus manos empezaban a recorrer mi cuerpo, por sobre la ropa, sus manos llegaron a mis piernas y ágilmente empezó a levantar mi vestido tocando el contorno de ellas, hasta llegar muy cerca de lo que andaba buscando. Sin siquiera darme cuenta mi vestido cayo al suelo. Me tomo por la cintura otra vez y despacio sin prisas me dio la vuelta, me encontré frente a frente con su rostro, sus ojos llenos de pasión y su boca ansiosa de besarme.
Me beso con pasión, con esos besos que te dejan sin aliento, pero solo quieres que te sigan besando. Sin quererlo o mejor dicho sin pensarlo empecé a sacarle su ropa, desabotonando su camisa, sin prisa, mirándolo a veces, besándolo otras. Logrado el objetivo mire su torso desnudo y me pareció mas excitante que nunca, sus formas marcadas, su pelo en pecho, todo para mi. El me saco con habilidad el sostén quedando mis pechos al descubierto, los toco con suavidad, sin ansiedad, recorrió mi torso así, desnudo, como yo recorrí el suyo.
Tomo la cinta de mi vestido y me la puso como venda en los ojos, yo ya tenia la respiración agitada y eso me éxito mas. Me tomo en sus brazos con fuerza y decisión, me levanto, camino unos pasos y me coloco sobre la alfombra, sentía su respiración, su aroma y sus manos recorrer todo mi cuerpo, con esas caricias que rozan pero que casi no tocan, mi agitación empezaba a acrecentarse y mi cuerpo se contorsionaba, con el solo roce de sus manos. Hubo un instante en que no solo hubo silencio, nada se sentía, no sentía su respiración, ni su olor, pero sabia que estaba ahí en algún lugar, no se cuanto tiempo paso, unos segundos o toda una eternidad.
Cuando ya me había desesperado su ausencia lleve mis manos a mi rostro para quitarme la venda, ahí sentí su voz en mi oído diciendo: “No. No se retire antes de jugar”. Estaba ahí mirándome contemplando mi ansiedad mi desesperación. Me beso en la boca, me beso sin ganas de detenerse, luego sentí como se posaba sobre mi, casi sin tocarme, con su boca empezó a recorrer mi cuerpo, su lengua y sus labios recorrieron cada espacio de mi torso desnudo, mis pezones se erectaron al sentir el calor de sus labios y su legua, me chupo los pechos cual bebe, pero esta vez ávido de lujuria.
Sentí como su lengua recorría mi estomago hasta el ombligo, pero había algo, mis pantaletas aun estaban ahí, con sus manos las fue sacando poco a poco sin ninguna resistencia de mi parte y sin ningún apuro de la suya, como si el irme desnudando así, fuera un arte para el.
Liberada de todo, completamente desnuda a sus ojos, menos la venda que tenia en los míos, sentí como su respiración ahora era más agitada, hubo un escalofrío en mi cuerpo mezcla de excitación y miedo, y solo me deje llevar.
Empezó a tocar mis piernas y se gozaba con cada gemido mío, con cada contorsión de mi cuerpo con cada roce de sus manos, comenzó a besarlas desde la punta de los pies subiendo poco a poco, haciendo que mi excitación fuera cada vez mas grande, cuando sus besos y caricias llegaron a mis muslos, no pude evitar un ahogado grito de placer. Oí una risilla de su parte y enseguida el calor de su lengua en mi sexo, empezó a lamer suavemente, gozándose cada vez mas y lo que antes fue un grito ahogado, ahora eran contorsiones y gemidos sonoros de placer, sentí como mi cuerpo soltaba un río de placer que el saboreaba ávido, sin tener ganas de detenerse, mientra yo desesperada por la pasión y el deseo me abandonaba a la locura del placer.
Termino con su labor cuando ya no le quedo líquido que lamer y fue ahí que empezó a subir otra vez, sentí su respiración agitada en mi cuerpo, subiendo poco a poco, mi agitación a esas alturas era extrema. Me dio un caluroso beso en la boca mientras sus manos me liberaban de la venda, que me tenía sumida en esa ceguera apasionada. Vi su rostro frente a mi, un rostro que solo reflejaba lujuria, me beso nuevamente, con besos llenos de pasión, esos besos que te llevan al éxtasis, sentí otra vez mi entrepierna húmeda, y el con un movimiento de las suyas separo las mías, coloco su miembro a la entrada de mi sexo y lo introdujo sin piedad, de un golpe, ahogue un grito en su cuello, mezcla de dolor y placer, y mis dedos se hundieron en su espalda. Comenzó a moverse pausadamente, haciendo que el dolor fuera cediendo el paso al placer, fijo su mirada en la mía, sentí su cuerpo ardiente, su aroma, veía el placer en sus ojos, me repitió una y otra vez que me amaba. Me penetraba más y más, sentí que me deseaba más que nunca, que me amaba. Mientras poco a poco sus movimientos eran mas rápidos le bese el cuello y sentí ese sabor de sudor mezclado de pasión que hacia mas excitante todos sus movimientos, yo ya había cruzado mis piernas en su espalda, para sentirlo cada vez mas dentro de mi, tenia la certeza de que tocaba el cielo, de que no había nada mejor, nuestros besos complementaban los sentimientos que teníamos, la lujuria que nos embargaba.
Perdí la cuenta de cuantos orgasmos logre, pero fue el último, ese que te hace cómplices, el que aun me eriza la piel. Nuestros gemidos se hicieron cada vez mas sonoros, sus embistes y los míos mas furiosos y sentimos juntos esa inconciencia de segundos, donde te fundes con el universo, cuando se deja de ser dos cuerpos para ser uno y el placer te embarga, te abandonas y solo quieres ser uno solo con el otro, y que en ese momento no acabe jamás.
Que de tendida con su cuerpo sobre el mío, aun con los estertores de ese placer, abrazados, tratando de apaciguar un poco el placer que aun nos embargaba. Se tendió a mi lado paso su brazo por debajo de mi cuerpo, me cerco hacia el, me beso la frente, los ojos y la boca, con besos llenos de ternura, nos miramos a los ojos y nos reímos, aun sin poder hablar. Luego sin dejar de acariciarnos, nos declaramos nuestro amor, nuestro compromiso de estar juntos. Y así abrazados yo con mi cabeza en su pecho y el con sus brazos alrededor de mi cuerpo nos quedamos dormidos, haciendo de esas noche, la primera de muchas noches de pasión y amor.

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