martes, 6 de octubre de 2009

Anoche...

Viniste a mi cama anoche, etéreo y sutil,
te recostaste a mi lado y me abrazaste
y al sentir tu presencia no me quise mover.

Te conté de mis vacíos emocionales,
de mis penas por haberte fallado
y no ser tan feliz como quisieras tú.

Tú aroma lleno mi habitación
mientras yo me perdía en la sin razón
de tenerte otra ves y decirte, ¡Mi amor!.

Temía moverme y que volaras
otra vez a ese más allá
donde solo puedes ir tú y yo no puedo llegar.

Te conté de mis fracasos y mis triunfos
de la desesperanza que me produce el amor
y de lo sola que estoy y como me duele el corazón.

Sentí tu brazo apretarme más
y aunque no había ningún sonido
yo tu voz nuevamente pude escuchar.

Me prometiste encaminar a mis pasos
a un amor que me fuera leal,
para que te dejará de llorarte y volvierá a amar.

Me prometiste como aquella última vez
que tú nunca me ibas a dejar,
pero que ya era tiempo de continuar.

Quise retenerte a mi lado, y una mano alce
pero solo fué el espacio vació el que toqué,
me quede temblando y otra vez lloré.

Después de anoche entendí que debo vivir,
que tú desde el cielo cuidaras de mí
y que yo te debo una promesa, ¡Ser feliz!.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me da pena tu mención del cielo, lo que significa

que tu cielo llegue ya aquí en este mundo

beso